Todos tenemos días mejores y días peores

Conocemos perfectamente todas las teorías y, si todo va bien, la práctica nos resulta muy sencilla.

Nos satisface aconsejar a los demás sobre sus problemas y desgracias y vemos la rápida y fácil solución cuando "es cosa de otros".

Pero... ¿Qué pasa cuando el problema nos acecha a nosotros mismos?, ¿Cuándo es nuestro hijo/a el que tiene los problemas?, ¿Cuándo la enfermedad la tienes tú mismo?, ¿Cuándo es tu propio trabajo el que peligra?, ¿Cuándo es tu seguridad familiar la que ha caído?...

Pues sí, este es el momento en el que tienes que poner en práctica todas las teorías que a lo largo de tu vida has aprendido. Este es el momento en el que te das cuenta de que no hay mayor lejanía que la de uno a sí mismo. Es el momento donde tienes que elegir, y digo muy bien dicho elegir, puesto que es la única de la libertades que tenemos como ser humano. Tienes que elegir con qué actitud vas a enfrentarte a la situación que te ha sobrevenido y/o que te lleva acompañando un tiempo.

Puedes elegir el valor por encima del miedo, la compasión por encima de la venganza, el amor por encima del rencor, la generosidad por encima de la tacañería, la prudencia por encima del abuso.

Puedes aprender a vivir de acuerdo a tus propias decisiones y a tus propias elecciones. ¡Tú decides! Si tú no lo permites, las circunstancias te influirán pero nunca te determinarán.

"Elige ser feliz", me dijo una gran amiga. Buen comentario que me ha hecho reflexionar mucho....

Y es que yo se que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias que nos rodean....